Arquidiócesis de
Tegucigalpa/ Decanato Zona Periférica
Parroquia
Cristo Rey y Santa Cruz
13 de Febrero 2013.
MONICIONES AL
MIÉRCOLES DE CENIZA
“Conviértete y cree en el evangelio”.
Monición inicial
Queridos
hermanos y hermanas, bienvenidos a la Casa del Señor, especialmente en este día
en que iniciamos el camino de conversión cuaresmal hacia la vida nueva en el
Espíritu Santo, que nos trae la Pascua.
Ha escrito el Papa en su Mensaje para la cuaresma en
este Año de la Fe: “La cuaresma, con las
tradicionales indicaciones para la vida cristiana, nos invita precisamente a
alimentar la fe a través de una escucha más atenta y prolongada de la Palabra
de Dios y la participación en los sacramentos y, al mismo tiempo, a crecer en
la caridad, en el amor a Dios y al prójimo, también a través de las
indicaciones concretas del ayuno, de la penitencia y de la limosna.”
Que nuestra intención al recibir hoy el gesto de la ceniza sea el que el Papa nos
indica en su Mensaje: “El cristiano es una persona conquistada por el amor de Cristo y, por
tanto, abierto de modo profundo y concreto al amor al prójimo”. Hagamos,
pues, de esta cuaresma un tiempo adecuado para dejarnos conquistar desde la fe
por el amor de Dios, y que esa conquista se refleje en nuestra entrega generosa y permanente al
servicio de los demás.
Recibamos al padre________ y a quienes le acompañan
en la procesión de entrada. De pie, cantemos.
Moniciones
a las lecturas de la Palabra
1era, lectura Joel 2, 12 – 18
Este
texto del profeta Joel está lleno de frases que iluminan nuestro camino
cuaresmal: “Conviértanse al Señor de todo
corazón… Rasguen los corazones, no las vestiduras…Proclamen el ayuno… entre el
atrio y el altar lloren los sacerdotes diciendo:
perdona, Señor, a tu pueblo.” Y es que solo la escucha atenta de la Palabra
nos hace vivir realmente el camino de conversión cuaresmal.
Salmo 50
“Tengo siempre
presente mi pecado”.
Es esta una expresión de confianza en la bondad y la compasión de Dios, capaz
de recrear en su misericordia un corazón nuevo y un espíritu nuevo en aquellos
que reconocen sus faltas y buscan en el amor de Dios el perdón y la
reconciliación. Que este salmo nos aliente a confiar en Dios, que nos devuelve
la alegría y la alabanza.
2da. lectura 2
Cor. 5,20 – 6, 2
Partiendo
de la obra de Dios que en Cristo ha hecho de nosotros nuevas creaturas, San
Pablo nos llama a no dejar pasar este tiempo de gracia y salvación para
dejarnos reconciliar con Dios. Él ha tomado la iniciativa. Ahora tenemos toda
la cuaresma para responder adecuadamente a su llamado de amor.
Evangelio Mt.
6, 1-6.16-18
Los
demás pueden ver nuestras acciones, pero solo Dios conoce los corazones, ahí
donde está la verdad de lo que hacemos, de lo que vivimos, de lo que somos.
Quizá lo más hermoso de la cuaresma sea el hecho de que si la vivimos con
honestidad y fervor podamos en Dios descubrir la verdad de nuestro propio
corazón.
Monición
a la imposición de la ceniza
Iniciando el camino de la conversión cuaresmal
recibimos un distintivo particular: la ceniza, a la vez símbolo del fuego de la
gracia que destruye en nosotros el poder del pecado; y símbolo del fuego del
Espíritu Santo, que nos guiará toda la
Pascua por las sendas de la vida nueva de Cristo Resucitado.
Hoy,
Cristo mismo, en la persona del sacerdote, pronunciará sobre cada uno de
nosotros su llamado: “conviértete y cree en el evangelio” (Mc. 1,15). Ojala no
echemos en saco roto sus palabras.
·
Conviértete: es el camino
de la cuaresma, en el cual, a la luz de las enseñanzas de la Palabra de Dios,
la oración, la penitencia y la gracia de los sacramentos, reconocemos en
nosotros un estilo de vida contrario al amor de Dios.
·
Cree en el
evangelio:
porque este nuevo tiempo no termina en los 40 días de la cuaresma. Debemos
aprender a pasar de la muerte a la vida, y por eso, una vez superado el pecado
que nos ata, nuevamente renovar en nosotros el aprendizaje de la vida nueva en
el Espíritu Santo a lo largo de los 50 días de la Pascua.
Recibir,
pues, esta ceniza es someter nuestras vidas en manos de Dios para que Él la
purifique en su gracia, nos renueve en su Espíritu y haga de todos una sola
familia en la caridad y la comunión.
En
orden y devoción dispongámonos a recibir este gesto de fe y salvación, cantamos
junto al coro.
Oración de los
fieles
Responderemos cantando: “Señor,
escucha y ten piedad”
·
Padre
Santo, ante la renuncia del Papa Benedicto XVI, tus hijos nos sentimos
obligados a recordar que tu Iglesia siempre está llamada a confiar dócilmente
en los caminos de tu amor. Que su ejemplo valiente y humilde nos anime a todos
a escuchar confiados tus Palabras y a ser fieles a tu voluntad, por más
dolorosa y confusa que nos parezca. Oremos…
·
Padre,
ponemos en tus manos al Colegio de los
Cardenales, llamados a elegir al nuevo Papa. Ilumínalos y fortalécelos con el
fuego del Espíritu Santo para que, dóciles a tu voluntad, sepan discernir quién
será aquel a quien ahora tu llames a ser el Vicario de Cristo en esta tierra.
·
Te
suplicamos Padre por nuestros servidores públicos. Ellos son los primeros
responsables del bien común del pueblo hondureño. Libra sus corazones de las
tentaciones que el poder trae consigo. Que con sus obras fomenten lo que ayuda
a la liberación de este pueblo y no lo que lo mantiene sumido en la pobreza y
la desunión. Oremos…
·
Que
la luz de tu Palabra ilumine y la gracia de los sacramentos fortalezca a los
que han recibido el llamado a la conversión y a la vida nueva en el Espíritu a
través del símbolo de la ceniza. Que este sea para todos un llamado a la
santidad y la justicia. Oremos…
·
Danos,
Padre el don de la docilidad al Espíritu Santo. Que bajo su guía las prácticas
cuaresmales del ayuno, la oración y la penitencia abran nuestros corazones a
los mandatos de tu amor, y que amándote a ti sobre todas las cosas aprendamos a
amarnos como nos amas Tú. Oremos…
·
Padre,
ponemos en tus manos los proyectos y aspiraciones de nuestra parroquia. Guíanos
con tu Palabra y fortalécenos con los sacramentos para que en todo procuremos
tu voluntad, la comunión entre nosotros y la solidaridad y la justicia con los
enfermos y los más sufren. Oremos…
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