martes, 8 de enero de 2013


Arquidiócesis de Tegucigalpa/ Decanato Zona Periférica
Parroquia Cristo Rey y Santa Cruz

Domingo 13 Enero 2013.
FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR.
 “Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto”
Lc. 3,22
Monición ambiental[1]
Queridos hermanos y hermanas, bienvenidos a la Casa del Señor, donde permanentemente escuchamos la voz del Hijo  que nos revela la voluntad del Padre que llevamos adelante por la fuerza del Espíritu Santo y como hijos de la Iglesia.
 El tiempo litúrgico de la Navidad termina con la Fiesta del Bautismo del Señor, inicio de la llamada “vida pública” de Jesús. Los apóstoles comienzan la narración de los dichos y los hechos de Jesús a partir de este acontecimiento, en el cual el Mesías de Dios es ungido por el Espíritu Santo y consagrado para la misión que el Padre le encomienda. Esta Fiesta nos presentarnos  a Jesús como Aquel a quien hay que escuchar y seguir, participando también nosotros, cada uno según su vocación,  en la misión que el Padre encomendó a su Hijo. Y esto es posible gracias a que también hemos recibido el mismo Espíritu el día de nuestro bautismo. Su gracia y su poder se renuevan en nosotros cada vez que recibimos los sacramentos de la Iglesia. En todos estos textos se manifiesta no solo la misión del Mesías de Dios, Jesucristo, sino además la misión que Dios nos encomienda como hijos de la Iglesia.
Recibamos al P. ____ y a quienes le acompañan en la procesión de entrada. De pie, cantemos.

Moniciones a la Palabra de Dios

1era. lectura:                                      Is. 42, 1-4.6-7
Si el tiempo litúrgico de la Navidad es una exposición prolongada sobre quién es este Dios hecho Niño, este texto del profeta Isaías es un hermoso resumen profético de la persona y la misión de Jesús. A la vez podemos leerlo como una presentación de la misión que Dios nos  encarga.

Salmo:                                                28
Cuando la voz del evangelio resuena en todas las realidades de la vida cotidiana, entonces se manifiesta al mundo el mayor regalo de la Navidad: la paz de Jesús. Con el salmo 28 unámonos a quienes hacen resonar en el mundo la voz potente y magnífica de nuestro Dios ¡Cantemos!

2da. lectura:                                       Hc. 10, 34-38
San Pedro resume en una sola frase toda la persona y la misión de Jesús: “Paso haciendo el bien”. Ojala que al final de nuestras vidas se pueda también decir de nosotros que hemos vivido fielmente nuestra vocación de hijos de Dios.



Evangelio:                                          Lc. 3, 15-16.21-22
Navidad inicia con la voz de los ángeles que anuncian la llegada del Mesías de Dios. Y termina hoy con otra voz, la del Padre, que presenta a la humanidad a su propia Hijo, su amado y predilecto. Esto mismo ha dicho nuestro Padre de cada uno el día de nuestro bautismo ¡Vivámonos, pues, y regocijémonos de ser hijos de Dios!

ORACIÓN DE LOS FIELES

R.  Escucha, Padre las Plegarias de tu pueblo.

X  Por la Santa Iglesia de Dios, para que, como Madre y Maestra, haga resplandecer en nuestros corazones el esplendor de la verdad y el amor del evangelio de Cristo Jesús. Oremos…
X  Por nuestro Papa Benedicto XVI, que con sus enseñanzas siga guiándonos en este Año de la fe al encuentro del Señor. Protege su vida, Padre, y haz próspero su ministerio de Vicario de Jesús. Oremos…
X  Por los servidores públicos de nuestro país, que experimenten en sus corazones el amor predilecto de Jesús, y con sus obras fomenten los valores del reino de Dios, que son de justicia ya paz para todos los pueblos. Oremos…
X  Señor Jesús, hecho Niño, pobre e indefenso, para salvarnos, que por el Espíritu Santo del Padre, tengamos siempre presente a quienes más sufren entre nosotros, y desde nuestra pobreza sepamos compartirnos y compartir con aquellos que nos necesitan. Oremos…
X  Padre, que la renovación de nuestro bautismo que en marco de este Año de la Fe, hacemos cada Domingo, confirme en nosotros la alegría de creer en ti, único Dios vivo y verdadero, y el entusiasmo de llevar tu amor al corazón de aquellos que nos rodean. Oremos…
X  Padre de bondad, ponemos en tus manos nuestra parroquia de Cristo Rey y la Santa Cruz. Danos un espíritu de humildad para postrarnos ante tu amor; de asombro y gratitud para adorarte y reconocerte como Dios por sobre todas las cosas; y de valor para servirte fielmente ante todas las personas y las circunstancias de la vida. Oremos…










[1] Tomado de la presentación de esta Fiesta en: “Nuevo Misal del Concilio Vaticano II”. Ed. Desclée de Brouwer. 8va. Ed. 

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