viernes, 21 de diciembre de 2012


Arquidiócesis de Tegucigalpa/ Decanato Zona Periférica
      Parroquia Cristo Rey y Santa Cruz                                       Año de la fe.

4to.r Domingo de Adviento/ Ciclo C
¡DICHOSA TÚ QUE HAS CREÍDO!
“¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?” (Lc. 1,43).
Queridos hermanos y hermanas, bienvenidos a la Casa del Señor, donde nos aguarda y conduce a los pies del Salvador su misma madre, María santísima.
El cuarto domingo de adviento esta lleno de los contrastes y contra sentidos de Dios, que no necesita de grandes tiendas ni grandes espectáculos para manifestar su omnipotencia. Al contrario, de un misierable establo y una humilde cuna se vale para revelar su salvación. Tampoco necesita de la soberbia de los poderosos de este mundo. Dios se nos revela a través de la limpia y  simple alegría de dos personitas insignificantes. De esas que ni por error sentariamos en nuestras mesas en la cena de noche buena: una sencilla cipota y una mujer anciana, ambas pobres e ignoradas de su sociedad.  Pero son las escogidas de Dios para preparar la venida de Aquel que viene a revelarnos la voluntad del Padre.
Hoy, son madres embarazadas y algunas abuelas las llamadas a encender la última de las velas de esta corona. La joven madre, que con su creatura en el vientre apenas empieza a descubrir la aventura de la maternidad y la madre que siendo ya abuela tiene mucho que enseñarle, nos llaman hoy a asombrarnos y acoger la maravilla del don de la vida, la terrena, pero sobre todo la eterna.
Recibamos al P. _______ y a quienes le acompañan en la procesión de entrada. Puestos de pie, cantemos.

Moniciones a la Palabra de Dios

1era. lectura                            Mi. 5, 1-4a
A muchas autoridades les encanta recordarnos que están en el poder por voluntad de Dios ¿Pero qué pasa cuando estas mismas autoridades se alejan de la justicia y amor de Dios? Lo más importante es recordar que Dios mismo pastorea a su pueblo y nunca lo abanadonará. La grandeza de Dios se manifiesta mejor en lo humilde y lo sencillo.

Salmo                                     79
Este salmo es una verdadera plegaria por lo gobernantes. Si Dios pastorea a su pueblo a través de sus gobernantes, entonces, Señor, proteje a tu escogido. Aunque mucas veces nos decepcionan los actos de quienes nos gobiernan, no por ello dejaremos de invocar al “Pastor de Israel”, al “Rey de reyes”, para que conduzca sus pasos por el camino de la pz.




2da lectura                             He. 10, 5 - 10
No hay la menor duda: el mejor y más grande sacrificio que podemos y debemos hacer a Dios es la entrega de nuestra propia voluntad a la suya. Sacrificar es santificar. Y es Dios mismo quien nos santifica con el cuerpo de Cristo para que nosotros a la vez santifiquemos este mundo con su justicia y su amor.

Evangelio                               Lc. 1, 39 - 45
Dos mujeres, una jovencita y otra muy anciana. Ambas pobres. Pocas imágenes tan representativas de los que no valen ante los ojos de la sociedad del placer y el consumo. Pero la mirada de Dios es distinta, y de nuestra pequeñez se vale para manifestar la grandeza de su voluntad y su amor ¿hubieras tú invitado a estas personitas a tu cena de navidad?

Oración de los fieles
A cada intención contestaremos: “Con santa María, danos Señor la dicha de creer”
v  Padre nuestro, que has revestido de tu misma autoridad de salvación al Papa Benedicto XVI, los obispos y sacerdotes, dales también la sencillez y la humildad del Dios hecho niño. Solo así podrán cumplir su vocación de pastores y maestros del amor. Oremos…
v  Padre, fuente de toda autoridad en esta tierra, jamás nos cansaremos de suplicarte la conversión de nuestros funcionarios públicos, aunque muchos veces nos decepcionan y entristecen son sus soberbios actos. Salva, Padre, sus almas. Solo así sus actos de gobierno serán en verdad fuente de justicia, unidad y paz para tu pueblo. Oremos…
v  Pastor de tu pueblo, danos la alegría de María e Isabel para reconocer tu presencia en los pobres y afligidos. Que podamos presentarnos ante ti en esta navidad con nuestras manos llenas de actos de solidaridad y acogida con aquellos que entre nosotros más sufren en su cuerpo o en su espíritu. Oremos…
v  Santísima Trinidad, imagen viva de la comunión en el amor, danos llegar a los días de la navidad reconciliados y unidos entre nosotros, especialmente en nuestras familias. Que encuentres en nuestros hogares a una verdadera sagrada familia, que te acoge no como el muñequito de un nacimiento sino como la fuente del amor y la unidad en el hogar. Oremos…
v   Dios de la vida y la paz, protege a quienes en estos días santos van a trasladarse a otras ciudades y pueblos. Que lleguen con bien a sus destinos y que a los lugares a donde van procuren también santificar tu voluntad. Y que en el tiempo oportuno regresen con bien  a sus hogares. Oremos… 

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