Arquidiócesis de Tegucigalpa/ Decanato
Zona Periférica
Parroquia
Cristo Rey y Santa Cruz
Viernes 06 de Abril 2012
LITURGIA DE
LA PASIÓN DEL SEÑOR.
Viernes Santo de la Pasión del
Señor
Para
comprender el sentido de esta liturgia[1].
“En este día, en que ha
sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo, la Iglesia, meditando sobre la
pasión de su Señor y Esposo y adorando la cruz, conmemora su nacimiento del
costado de Cristo dormido en la cruz e intercede por la salvación de todo el
mundo.”[2]
La liturgia de la
Pasión del Señor se organiza en tono a 4 grandes ejes[3]:
1. La Pasión proclamada: a través de la liturgia de la Palabra, que nos expone
la obra de redención del hombre en la Pasión de Cristo.
2. La Pasión invocada: a través de la solemne y prolongada oración de los
fieles, en un formulario común para la Iglesia en todo el mundo. Por estas
preces, la Iglesia se une a la intercesión de Cristo por la salvación del
mundo.
3. La Pasión es adorada: a través del signo victorioso de la cruz. La cruz, signo
de la obediencia filial de Cristo a la voluntad del Padre. No adoramos el instrumento de
martirio. Adoramos la actitud de Cristo, que siendo Hijo: “En los días de su vida mortal presentó ruegos y súplicas a Aquel que
podía salvarlo de la muerte; este fue su sacrificio… Aunque era Hijo, sufriendo,
aprendió a obedecer”[4].
Adoramos, pues, la actitud del crucificado, que aceptando la cruz lleva a cabo
la voluntad de amor del Padre hasta el extremo del “Árbol de la cruz.”
4. Los
frutos de la Pasión se comunican a los hombres a través de su participación
en la comunión eucarística. Así, somos vivificados y hacemos nuestros los
frutos de la Pasión a través de la comunión. Alimento santo para pecadores, que
buscan crecer con Cristo en la obediencia total a la voluntad del Padre, en la
obediencia, pues, de la cruz.
Monición
Introductoria al inicio de la Liturgia de la Pasión
y la procesión
del sacerdote y demás ministros hacia el presbiterio.
Con la Liturgia
de la Pasión del Señor, la Iglesia se
une a Jesús en su calvario rumbo a la muerte en cruz por la salvación del mundo.
Le acompañaremos a lo largo de esta liturgia en la contemplación de la obra
redentora de un dios y hombre verdadero. Le acompañaremos en la oración para
profundizar en el corazón el significado de este sacrificio y unirnos en su
intercesión por la salvación de todos. Le acompañaremos en la adoración para
hacer definitivamente nuestra su victoria sobre el pecado y la muerte, en la
firme promesa que un beso expresará, de ser como Él obedientes en todo a la
voluntad del Padre. Y le acompañaremos
finalmente en la participación de la comunión eucarística reconociendo que solo
su gracia nos dará la fortaleza para ser fieles con él al amor del Padre.
Esta liturgia
inicia con un fuerte gesto penitencial, de abandono confiado en las manos de
Dios y súplica ardiente a su divina misericordia.
Acompañado de
los demás ministros, el sacerdote inicia la procesión de entrada: sin cantos,
en silencio penitencial; revestido de rojo manifestando así la sangre redentora
del Señor que de nuestras heridas nos ha curado; llegado al presbiterio, el
sacerdote y los demás ministros se postran en silencio: es el abandono total en
manos de Dios y la súplica de su gracia.
Pongámonos de
pie para iniciar en silencio nuestra celebración litúrgica de la Pasión del
Señor.
Primera parte
LITURGIA DE LA PALABRA
Moniciones
Isaías 52, 13 -
53, 12
Sobre el siervo
de Dios se ha desatado toda la maldad y el odio que oprime a la humanidad. Su
cuerpo desfigurado, sus sufrimientos y dolores eran para muchos prueba del
abandono de Dios. Sin embargo, como bien nos dice el profeta Isaías, sus
heridas han curado en nosotros la rebeldía del pecado. Lo que para sus enemigos
era tortura y muerte en manos de Dios se convirtió en instrumento de redención.
Escuchemos el desgarrador relato de profeta y su mensaje de salvación.
Sal. 30
La confianza en
Dios no nos libra de la prueba pero sin nos asegura alcanzar la liberación
esperada. Con el salmista renovemos nuestro valor y fortaleza en el Señor.
Heb. 5
La razón de
nuestra confianza en el Señor queda claro en el siguiente texto: Él mismo
aprendió en el sufrimiento el valor de la obediencia al Padre. Imitemos, pues,
su confianza; no temamos compartir el dolor de la cruz, aprendamos con Él la
fidelidad al amor en la cruz.
Lectura de la
pasión según S. Juan.
La Contemplación
de la cruz es la contemplación del insondable misterio de amor y de dolor que
se manifiesta en ella. A través del terrible sufrimiento y la muerte de Jesús,
somos llamados a recibir agradecidos un don inmerecido: la liberación del mal,
el perdón de nuestros pecados. Si bien sobre la Cruz permanecen los signos de
la maldad humana lo que brilla con mayor esplendor en ella no es el pecado del
hombre sino el amor del Padre que no conoce medida. Es por ello que no habrá
intervención diabólica, pecado, debilidad, dolor o tortura humana que se
interponga en la firme determinación de Jesús de llevar adelante el plan de
salvación del Padre.
Nos ponemos de
pie para escuchar atentos y devotos la narración de la pasión de nuestro Señor
Jesucristo.
Segunda parte
ORACIÓN UNIVERSAL[5]
Estas plegarias se
toman del Misal Romano o el ritual con que se cuente en el templo.
Son pronunciadas por el
sacerdote celebrante, y su dinámica es la siguiente:
-- el monitor lee la
monición respectiva.
-- Un diácono (lo más
común será que lo haga un laico), junto al ambón, pronuncia la intención de la oración (por
la Iglesia, por el Papa, por el pueblo de Dios, etc).
-- Breve silencio de
oración.
-- el sacerdote, de pie
(desde el ambón o ante el Altar), con las manos extendidas, pronuncia la
oración. Lo mejor es cantar cada plegaria. Pero solo si lo hace el
sacerdote.
-- la asamblea responde. Mejor, también, si es con un estribillo
cantado.
La dinámica se re inicia: anuncio de la intención, silencio,
sacerdote, estribillo, etc.
Monición a la
oración universal
Nunca como en
este día es más universal la plegaria que la Iglesia eleva al Padre a los pies
de la cruz de su Señor. 10 peticiones para unirnos a la intercesión del
crucificado por la salvación del mundo. La Pasión de nuestro Señor que
contemplamos en la proclamación de la Palabra ahora en nuestros labios se hace oración de intercesión, plegaria
común para que los frutos de la redención alcancen a todos. Participemos con
fervor y convicción sabiendo que nuestro Dios atiende la plegaria de quienes le
suplican.
Tercera parte
ADORACIÓN DE LA SANTA CRUZ
Es posible que sea necesario instruir a la asamblea sobre la
manera en que se procederá a la adoración de la cruz. Esto depende mucho de la
disposición del templo. Algunas indicaciones:
-- La cruz que se expondrá a la adoración, se coloca
frente al Altar y fuera del presbiterio.
-- Por la numerosa
asistencia de fieles puede ser recomendable colocar más de una cruz para la
adoración. El número de cruces a utilizar no representa ningún problema
litúrgico. Se entiende que solo se hace en razón de agilizar este rito en orden
a la numerosa cantidad de fieles en la celebración.
-- Lar rúbricas
litúrgicas dejan en claro que se trata de colocar para la adoración una cruz, no un crucifijo (=
cruz con la imagen del crucificado).
-- Bajo ningún motivo
deben colocarse alcancías para colectar dinero en este momento. Eso sí es
claramente anti litúrgico.
-- La colecta a favor
de Tierra Santa debe hacerse en otro momento. Por ejemplo, después de la santa
comunión de los fieles. Es una colecta muy
importante. DEBE EXPLICARSELE A LA ASAMBLEA SU SENTIDO Y EN NINGÚN CASO DEBE
DEJAR DE HACERSE, procurando que sea muy generosa de parte de los asistentes.
Cada monitor, según las
circunstancias, con sus propias palabras instruye a la asamblea sobre cómo se
procederá a la adoración a la cruz. En todo caso, a continuación se presenta
una monición que puede ser utilizada en este momento.
Monición
La pasión del Señor, que hemos contemplado en
las lecturas de la Palabra de Dios, y en
la que nos hemos apoyado para interceder al Padre por la salvación de todos en
la oración universal que acabamos de proclamar, ahora se vuelve para nosotros opción y compromiso por un claro estilo de vida. No adoramos el
objeto material de a cruz. No, lo que hacemos es recurrir a ella, apoyarnos en
ella, para expresar nuestra adoración a
algo mucho mayor, a algo realmente divino: la obediencia del Hijo a la voluntad
de Padre, al extremo de dar la vida en rescate por todos. Adoramos, pues, una actitud muy concreta del Hijo de Dios, mejor, un
estilo de vida realmente divino: su amor fiel, por sobre todo y por sobre todos,
a la voluntad del Padre.
Besar la cruz es, pues, la manera en que en este día
de la celebración de la Pasión del Señor hacemos nuestro este estilo de vida de
Jesús basado en la total entrega a la voluntad del Dios Padre, de fidelidad a
su amor, de entrega de la vida por los demás. Estos son los sentimientos que deben
iluminar nuestro corazón ahora que somos invitados a la adoración a la santa
cruz.
Concluida
la adoración, los acólitos retiran la cruz y la colocan en un lugar visible en
el mismo presbiterio.
Cuarta parte
SAGRADA COMUNIÓN
Se procede de la
siguiente manera:
-- El monitor lee la
monición preparada para la ocasión.
-- se invita a la
asamblea a permanecer en pie y en silencio.
-- Se prepara el Altar
colocando en él un mantel y un corporal, así como el ritual a utilizar para la
santa comunión.
-- El sacerdote,
acompañado de 2 acólitos con velas, se
dirige al lugar donde ha sido reservado el copón con las hostias consagradas ayer.
-- El sacerdote coloca
el copón sobre el corporal; y los acólitos colocan las velas junto al Altar,
como de ordinario.
-- se procede al rito
de la santa comunión, como de ordinario en la santa misa.
Monición a la
santa comunión
La Pasión de nuestro Señor se
convierte ahora para nosotros en alimento. Aquel que antes de sufrir el
martirio de la cruz se presento como el Pan de vida, ahora nos alimentará con
sus mismas entrañas, entregadas en el altar de la cruz para la salvación del
mundo. No podemos darnos el lujo de rechazar este manjar del cielo. Él sabe
cuánto lo necesitamos y cuánto nos conviene recibirlo. Sin la eucaristía somos
débiles y prestos a caer en tentación. Con la eucaristía, Él mismo nos nutre
para que imitemos su obediencia fiel a la voluntad del Padre. No es posible
vivir el mensaje de la cruz sin la eucaristía.
Puestos de pie, preparémonos en silencio a participar de la santa
comunión.
[1] Estas notas en rojo y letra más
pequeña (llamadas “rúbricas) son instrucciones u orientaciones para los equipos
de liturgia. No son para leerse en la celebración.
[2]
Congregación para el Culto
y la disciplina de los Sacramentos: Carta Circular sobre la preparación y la
celebración de las fiestas pascuales, #58
[3]
Tomado de una catequesis
parroquial del Pbro. Jesús María Sánchez Montejano, entonces Secretario de la
Comisión de Liturgia del Arzobispado de México. Año 2001
[4]
Hb. 5, 7-8
[5] Por ser parte de la liturgia de
la Palabra no se debería tomarse la oración universal como una 3era. parte. Lo
propongo para una mejor comprensión y participación de la asamblea.
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