viernes, 6 de abril de 2012


  Arquidiócesis de Tegucigalpa/ Decanato Zona Periférica
Parroquia Cristo Rey y Santa Cruz
                                                                                                                                  Sábado 07Abril 2012
Domingo De Pascua De La Resurrección Del Señor
VIGILIA PASCUAL
Templo parroquial de Cristo Rey y Santa Cruz.
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PARA COMPRENDER EL SENTIDO DE ESTA LITURGIA
Esta es la celebración Litúrgica que se erige como centro, fuente y culmen de nuestra fe, de ahí que con propiedad afirme el Catecismo de la Iglesia Católica:
 “La Resurrección de Jesús es la verdad culminante de nuestra fe en Cristo, creída y vivida por la primera comunidad cristiana como verdad central, transmitida como fundamental por la Tradición, establecida en los documentos del Nuevo Testamento, predicada como parte esencial del Misterio Pascual al mismo tiempo que la Cruz: Cristo resucitó de entre los muertos. Con su muerte venció a la muerte. A los muertos ha dado la vida.”[1]
Por su parte, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos presenta la Vigilia Pascual con las siguientes palabras:
* “… según una antiquísima tradición, esta es una noche de vela en honor del Señor, y la Vigilia que tiene lugar en la misma, conmemorando la noche santa en la que el Señor resucitó, ha de considerarse como la madre de todas las santas vigilias. Durante la Vigilia, la Iglesia espera la resurrección  del Señor y la celebra con los sacramentos de iniciación cristiana.”[2]
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Monición General  o introductoria a toda la Vigilia
Con esta solemne y hermosa Liturgia de la Vigilia Pascual llegamos al núcleo de nuestra proclamación jubilosa de fe: “¡¡¡Jesucristo es Señor para gloria, de Dios Padre!!!”[3]
Los primeros cristianos alcanzaron a comprender la persona y el mensaje de Jesús solamente a la luz de su resurrección. Quién es Jesús y cuál es el sentido de sus palabras, fue algo que los apóstoles y discípulos captaron a la sombra de la Cruz y el resplandor de la tumba vacía. Por esta misma razón, la pascua del Señor comenzó a celebrarse inmediatamente en el seno de las primeras comunidades cristianas y se convirtió pronto en la celebración litúrgica más rica, expresiva y significativa de nuestra fe.
Complementándose y enriqueciéndose mutuamente, Cada uno de los elementos de esta Vigilia revela una de las dimensiones fundamentales de la fe de la Iglesia católica en torno a su Señor Resucitado:
‑‑Por la Liturgia de la Luz, Cristo es proclamado como fuego que disipa las tinieblas del pecado y                                                                                                                                                    la muerte.
‑‑Por la Liturgia de la Palabra, Cristo es reconocido como portador de la Verdad del Padre para la
                                               salvación de los hombres.
‑‑La Liturgia del Agua celebra la vida nueva que Cristo Resucitado nos comunica en el Espíritu                                Santo a través de los sacramentos en general y el bautismo, en particular.
‑‑Finalmente, la Liturgia de la Eucaristía proclama el fruto más excelso del árbol de la cruz, el                                              Pan de la Vida fuente y plenitud de vida para cuantos creen en Él. 

Para nosotros ahora, el primer fruto de la resurrección de Jesús es nuestra comunión, punto de partida para la conversión pastoral y la renovación parroquial: las familias, las comunidades, los movimientos apostólicos, las distintas pastorales, todos nos reunimos como un solo pueblo de Dios, para celebrar a nuestro Señor resucitado. Que la comunión de esta Liturgia se refleje en nuestra unidad en el amor y la acción evangelizadora, como discípulos y misioneros de Cristo Resucitado.

1era. parte

                           LUCERNARIO O LITURGIA DE LA LUZ[4]
DESARROLLO DEL RITO:
1.     Monición inicial.
2.     Exhortación del sacerdote (ver palabras en el ritual).
3.     Monición a la bendición del fuego nuevo[5].
4.     Bendición del fuego nuevo por el sacerdote. Una vez hecha la bendición se enciende el Cirio Pascual.
5.     Monición al ornato litúrgico del Cirio.
6.     Ornato del Cirio, según lo marca el ritual (línea vertical y horizontal, alfa, omega, números del año, 5 granos incienso).
7.     Procesión al templo.
8.     Monición al ingreso al templo con el Cirio Pascual (indicando a la asamblea que ingrese con el orden y la devoción necesarios)[6].
9.     Ingreso del Cirio, los ministros y el sacerdote (canto en 3 momentos del ingreso: entrada templo, mitad del pasillo y frente al altar).
10. Monición al Pregón.
11. Canto del Pregón Pascual.
12. Monición al final del Pregón.
Hay un problema práctico a tener en cuenta al iniciar el Lucernario: si el monitor se coloca en el lugar acostumbrado dentro del templo, habrá una dificultad para que pueda seguir las acciones de quienes estarán fuera del templo para iniciar la liturgia de la Luz. Considérese en cada templo como superar este inconveniente. De lo que se trata es que el monitor este ubicado en un punto tal que pueda seguir el rito del lucernario. Lo más lógico, muy cerca del sacerdote (en razón del sonido portátil que en la mayoría de los casos debe utilizarse en este momento).
Ubicada la asamblea, los sacerdotes celebrantes y sus ministros en los lugares previamente designados, inicia la liturgia.

Monición a la bendición del fuego nuevo.

Jesús ha dicho: “Yo soy la luz del mundo; todo el que me siga no caminara en la oscuridad sino que tendrá luz de vida[7] Nuestra Vigilia inicia con la proclamación de Jesucristo como Luz que ilumina con la claridad de su Verdad y su Amor a todos aquellos que vienen a este mundo. El encender el Cirio Pascual y el ornato que se le colocará nos recuerda que Jesucristo, Señor y Juez del tiempo y la historia, nos ha enviado a iluminar con su evangelio nuestra familia, la comunidad en que vivimos, la sociedad a la que pertenecemos, pero sobre todo nuestras propias vidas, con la luz de su Palabra.

Se procede a la exhortación del sacerdote que preside la celebración, la bendición del fuego nuevo y el encendido del Cirio Pascual.

Monición al ornato Litúrgico del Cirio Pascual.
La luz de Cristo está realmente con nosotros y se nos manifiesta en la llama de este Cirio. A continuación se inscriben sobre el Cirio los elementos que nos recuerdan que Cristo, Señor del tiempo y de la historia, merecedor de toda gloria, es nuestro redentor.

Monición al ingreso de los ministros y el Cirio Pascual.
El ingreso procesional del Cirio Pascual al templo proclama que Cristo, Luz de las gentes, precede con su gracia al pueblo que en este mundo avanza sembrando por los caminos fe y esperanza. El esplendor de la verdad del evangelio de Jesús es proclamado con un estribillo en la entrada del templo, a medio camino y frente al Altar.

Monición al Pregón Pascual.
El Pregón Pascual, el más bello de los himnos litúrgicos, será entonado solemnemente en este momento. Con el nos uniremos a la creación entera para albar la gesta de liberación de Dios sobre su pueblo y que en la cruz redentora ha encontrado su culminación. Con silencio reverente, atentos a su mensaje y con jubiloso corazón, escuchémoslo.  

Monición al final del Pregón. 
De esta manera concluye la liturgia de la Luz. Proclamado el Señorío de Jesús y su victoria sobre las tinieblas del pecado y la muerte, ahora se encenderán las luces del templo para continuar con nuestra vigilia. Tomen asiento por favor


2da Parte

LITURGIA DE LA PALABRA.
DESARROLLO DEL RITO:
Desde la 1era. hasta la proclamación del salmo de la 7ma. Lectura, el esquema que se sigue es el siguiente:
1.       Monición a la lectura.
2.       Lectura.
3.       Canto del salmo.
4.       Oración del sacerdote.
Finalizado el canto del 7mo. Salmo, se procede de la siguiente manera:
1.       Monición al Himno de Gloria.
2.       Monaguillos colocan en el Altar 2 cirios encendidos.
3.       Canto del Himno de Gloria, acompañado del repique de las campanas del templo y las campanillas del Altar.
4.       Oración del sacerdote.
5.      

 
Lectura de la Epístola (carta de San Pablo a los Romanos).                  
6.       Monición al Evangelio
7.       Canto del Gloria                                                                                              
8.       Proclamación del Evangelio           
9.       Homilía




Monición General a la Liturgia de la palabra
y a la 1era lectura.

Iniciamos la segunda parte de nuestra Vigilia, La Liturgia de la Palabra.

A la Luz que Cristo irradia sobre nosotros desde el Cirio Pascual, haremos un prolongado recorrido por esa hermosa historia de salvación que nos narra la palabra de Dios. Iniciando con el relato de la creación en el Antiguo Testamento y concluyendo con el relato de resurrección en el evangelio de San Marcos, contemplaremos la historia de toda la humanidad como una pascua de salvación hacia el encuentro con el resucitado.

Iniciamos pues la proclamación de los textos bíblicos. El relato de la creación en el Antiguo Testamento es un mensaje de aliento y esperanza. En medio de los problemas y las crisis que día a día experimentamos es bueno recordar la potencia creadora y liberadora de la Palabra.


Monición a la 2da. Lectura.

De la fuerza de la palabra que la primera lectura nos expuso, pasamos ahora a la fortaleza de la fe en el creyente. Creer en la Palabra no es cómodo ni fácil. Por eso tenemos a Abraham como modelo de fe: por su fidelidad a toda prueba a la voluntad que Dios le revela. Por mas inaudito, doloroso o confuso, Abraham no se  niega a lo que Dios espera.

Monición a la 3ra. Lectura

En la siguiente lectura seremos introducidos a través de un sencillo y ameno dialogo familiar. Escuchemos.

Monición a la 4ta. Lectura.

En los siguientes textos el mensaje de la Palabra nos llegara por la voz de sus profetas. Iniciamos con el profeta Isaías, quien nos expone con lenguaje profundamente poético toda la amorosa paciencia de Dios y la firmeza de su fidelidad.

Monición a la 5ta. Lectura.

Presentarnos el misterio y la eficacia de la palabra, esa es la finalidad del siguiente texto. El Profeta nos expone la grandeza de Dios, que siendo superior a nosotros en su ser y en sus designios, es sin embargo cercano a nosotros precisamente en su Palabra, que empapa, que da fruto, que cumple sin faltar la voluntad de Dios en la vida del creyente.

Monición a la 6ta Lectura.

El Profeta Baruc nos presenta a la Palabra como la fuente de la sabiduría de Dios porque nos pone en sintonía con él. Así, vivir sabiamente es vivir según Dios. Bienaventurados los que vivan en sus palabras.

Monición a la 7ma Lectura.

En el antiguo Testamento el fruto mas logrado de la Palabra de Dios con su pueblo se llama alianza. La última lectura que escucharemos del Antiguo Testamento nos presenta la más plena de las alianzas de Dios con su pueblo: la que se inscribe en el corazón porque a todos da un nuevo espíritu. Es la alianza de un Dios santo con un pueblo pecador. Es la alianza nueva que provoca un nuevo pueblo, capaz de vivir en libertad, alegría y fidelidad la Palabra de su Dios.

Monición a la 8va. Lectura.

El texto de San Pablo que ahora se proclamara es toda una catequesis sobre los frutos del bautismo: comunión con la muerte de Cristo y participación en su gloriosa resurrección. Por el bautismo podemos vivir en la libertad de la vida nueva de los hijos de Dios.

Monición al Evangelio.

La ultima lectura de este camino pascual con la Palabra de Dios nos lleva a la proclamación vibrante de la Pascua de Cristo. ¡¡¡¡¡Cristo ha resucitatado!!!!! Nos toca a nosotros llevar el gozo de esta buena noticia a todos. Nuestra vida no tiene de ahora en adelante otro sentido sino este: ser testigos de la resurrección. De pie.

Terminada la Lecturas del Evangelio, sigue la homilía, como de ordinario, y concluida la misma se pasa de inmediato a la tercera parte de la Vigilia pascual.


3ra parte.

LITURGIA DEL AGUA.


 
DESARROLLO DEL RITO CUANDO HAY BAUTISMOS:
1.       Monición general al rito
2.       El sacerdote se dirige a la fuente bautismal.
3.       Monición y llamado y presentación de los catecúmenos por parte de un catequista.
4.       Monición y Canto de Letanías.
5.       Monición y bendición de las Aguas de la Fuente.
6.       Monición y renovación de la renuncia a satanás y profesión de fe por
parte de los catecúmenos.
7.       Monición y bautismo de los catecúmenos.                                                                       
8.       Monición y renovación de las promesas Bautismales por parte de la asamblea.
9.       Monición y aspersión a la Asamblea,
 acompañada con la entonación de cantos adecuados.
10.    Monición y oración de los fieles.


Monición Inicial.
Iniciamos la tercera parte de nuestra Vigilia Pascual: la Liturgia del Agua o Liturgia Bautismal. Como fruto de la Pascua de Resurrección del Señor y de la liberación del pecado y la muerte para todos nosotros, somos invitados a renovar nuestro compromiso bautismal: vivir en el Espíritu Santo la libertad de los hijos de Dios.

Monición a la presentación de los catecúmenos
A continuación un catequista presentará al sacerdote y toda la asamblea aquellos que van a recibir el sacramento del bautismo.
Desde el lugar del monitor, un catequista hace este llamado. Cada catecúmeno se pone en pie al escuchar su nombre, dicen con voz fuerte “presente” y se vuelve a sentar. No lo indica el ritual, pero parece prudente que el sacerdote les dirija unas muy breves palabras a manera de bienvenida y exhortación a la asamblea a orar por ellos.



Monición a la Letanías de los Santos.
Invocaremos ahora a los amigos de Dios, los santos y santas, que desde el cielo interceden por nosotros. Nos alcancen de Dios las gracias necesarias para a su vez alcanzar nosotros junto a ellos el reino de los cielos.
Durante el canto de las letanías  nos mantenemos en pie.


Bendición de las Aguas de la Fuente. 

Unámonos en el interior del corazón a las palabras que ahora el sacerdote pronunciará invocando de Dios el don del Espíritu Santo sobre las aguas que serán utilizadas para el bautismo de quienes para tal fin han sido preparados, y para que todos los bautizados renovemos nuestro estilo de vida en Cristo Resucitado.

Monición a la renuncia a satanás y profesión de fe de los catecúmenos
Optar por Cristo es algo que implica toda nuestra vida. Como bien nos enseñó Jesús: “Que tu sí sea sí y tu no sea no”. Renunciar a satanás y todas sus obras es otra manera de decirle que sí a toda la obra de Dios en nosotros y su reino en este mundo. Oremos para que estos  catecúmenos sean fieles a Dios.

Monición al bautismo de los catecúmenos
Que mayor alegría que ver crecer el reino de Dios entre nosotros. Y que mayor signo de ese crecimiento que el nacimiento de nuevos cristianos en la pila bautismal. Este en un momento culminante en nuestra Vigilia, participemos de él con la alegría con la que los ángeles se regocijan en los cielos por nosotros.

Renovación de toda la asamblea de las promesas bautismales.
Nuestra dicha no podía ser mas completa. No solo hemos acompañado en la oración y el canto a los que recién acaban de recibir el sacramento del bautismo, mas aún, podemos unirnos a su profesión de fe, renovando también nosotros nuestra firme opción por vivir con intensidad el mensaje de la Cruz, la fidelidad perfecta a la voluntas del Padre.

Monición a la aspersión con el agua bendita sobre toda la asamblea.
Nuestra Liturgia del Agua nos conduce ahora a una feliz bendición. En efecto, los sacerdotes pasaran ahora por todo el templo rociando con agua a toda la asamblea, en rico simbolismo de la bendición que Dios derrama sobre todos aquellos que con jubilo celebran esta noche santa la gloriosa resurrección del Hijo Único de Dios.


Monición a la Oración de los Fieles.
En Cristo formamos todos un solo pueblo porque somos parte de su cuerpo místico. Oremos pues e invoquemos la gracia del Resucitado por el bien y la paz, la reconciliación y la unidad de toda la humanidad.

Toda la formulación para la oración de los fieles ha de ser tomada del ritual respectivo.
Después de la oración final del sacerdote el monitor invita a la asamblea a tomar asiento.



4ta. Parte

LITURGIA EUCARÍSTICA.

Monición Introductoria

Pasamos ahora al fruto mas logrado de la resurrección: la Eucaristía. El cuerpo verdaderamente humano del Dios verdadero que en la cruz se ofreció como redentor de todos, ahora en la mesa del Altar se nos va a ofrecer como Pan de Vida. Mantengamos el animo y la alegría que a lo largo de esta Vigilia hemos mostrado hasta llegar al momento cumbre de nuestra celebración, la santa comunión.
Ahora el Altar es preparado para en él consagrar los dones que por gracia de Dios se han de convertir en el Cuerpo y la Sangre del Salvador.

Monición a la comunión de la asamblea.
Esta monición se hace después de la comunión de los sacerdotes celebrantes y antes de que pasen a dar la comunión al pueblo de Dios.
Claras son las palabras y claro el mensaje de Jesús en el evangelio de San Juan. Él nos ha dicho: “Yo soy el Pan de Vida…El que come mi carne y bebe mi sangre vive en mí y yo vivo en él…..y yo le resucitaré en el último día”.
Al acercarnos ahora a la santa comunión hagamos nuestras las palabras del Apóstol Pablo: “a no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí. En esta vida mortal, vivo en la fe en el Hijo de Dios que me amó y se entregó por mí”.
¡¡¡¡¡Todo esto es lo que para nosotros significa comulgar!!!!! Acompañemos este momento sublimemente sagrado con nuestros cantos y nuestra oración.
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Sobre la forma en que ha de terminar la celebración eucarística:
Parece más prudente dejar en manos del celebrante principal unas palabras finales a manera de exhortación y despedida de la asamblea. La celebración eucarística concluye de esta manera:
-- Oración post. Comunión.
-- Bendición solemne de Pascua.
-- Avisos de la vida parroquial.
-- Exhortación final por el sacerdote.
-- Bendición final.

¡¡¡CRISTO HA RESUCITADO, VERDADERAMENTE HA RESUCITADO!!!
Y NOSOTROS SOMOS ¡¡¡TESTIGOS!!!


[1] Catic # 638
[2]Carta circular sobre la preparación y la celebración de las fiestas pascuales”, del 16 de enero de 1988.  #77.
[3] Fil. 2,11
[4] Atención a los monaguillos que tienen en este momento muchas y variadas intervenciones por lo que hay que contar con un equipo amplio de ellos, y muy bien orientados.
[5] ¡Cuidado! La liturgia debe ser siempre lo más digna posible en orden a la alabanza de la gloria de Dios. Esto debe tenerse en cuenta en la fogata que sirve para bendecir el fuego nuevo: nada de ramas viejas o tablas de orilla, amontonadas de cualquier forma y encendidas a la fuerza a punta de rociarlas con combustible. NO. Que sean ramas de algún árbol noble como el ocote, el cedro, etc, que sean encendidas con antelación y ardan naturalmente, con un fuego en verdad acogedor y resplandeciente.
[6] Se acostumbra en algunos lugares que el templo esté a oscuras para resaltar la presencia de la luz de Cristo en el Cirio Pascual. En dicho caso hay que prever quién se encargará de apagar las luces y encenderlas en el momento oportuno.
[7] Jn. 8,12

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