martes, 27 de marzo de 2012


Arquidiócesis de Tegucigalpa/ Decanato Zona Periférica
Parroquia Cristo Rey y Santa Cruz

Domingo  de ramos en la pasión del Señor.

“La semana santa comienza con el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, que comprende a la vez el presagio del triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasión. La relación entre estos dos aspectos del ministerio pascual se han de evidenciar en la celebración y en la catequesis del día[1]”.

1era. Parte
PROCESION INICIAL

Atendiendo a la estructura del ritual, esta primera parte inicia de la siguiente manera:
ª       La asamblea se reúne en el lugar previamente indicado fuera del templo.
ª       Antes de iniciar la liturgia se invita a la asamblea al orden y la atenta devoción. Atención: esta no es una monición introductoria.
ª       El coro entona un canto adecuado, a manera de ayudar a la concentración de la asamblea.
La ceremonia comienza con la intervención del sacerdote, quien es el que abre la liturgia con la signación inicial y la exhortación que marca el Ritual, o con similares palabras.

Posteriormente, hace la bendición de los ramos que los fieles portan, con una de  las dos oraciones que indica el ritual, y la signación  bendicional de los ramos, según lo marca el mismo  ritual. Habiendo terminado la bendición con el agua,  interviene el monitor:


Monición a la lectura del Evangelio previo a la procesión[2].
Mc. 11, 1 – 10 (Ciclo B)

El relato de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén es un anuncio anticipado de su victoria sobre la muerte y el pecado en el altar de la cruz. Este texto anticipa también nuestra victoria. Escuchémoslo con la reverencia y la alegría de los que reciben a su Señor y redentor.

Monición a la procesión
Con este recorrido que ahora iniciamos, los católicos proclamamos públicamente nuestra fe en la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte. Aquellos que nos vean pasar deben descubrir en nosotros una manifestación del verdadero pueblo de Dios que alegre sigue a su Señor. Camina detrás de él en el sendero que lleva al Calvario, y avanza junto a Él hacia la resurrección pascual. De ahí la importancia de los ramos que llevamos en las manos; no son simples amuletos de la buena suerte, son verdaderos símbolos de nuestra fe.  Al agitarlos alegremente al caminar vamos proclamando a todos que Jesús es nuestro Mesías, y que nosotros seguimos sus palabras con la fuerza de los sacramentos para edificar en nuestras comunidades el reino de Dios de la Civilización del Amor. Participemos pues en orden, avanzando, sin adelantarnos, detrás del sacerdote y cantemos con entusiasmo el gozo de la pascua.


“BENDITO EL QUE VIENE

                                                                                              EN NOMBRE DEL SEÑOR…”



2da. parte
liturgia eucarística en el templo.
Concluida esta procesión, y llegados a las puertas del templo, se procede de la siguiente manera:
-- el sacerdote se coloca a la entrada del templo y exhorta a la asamblea a ingresar en forma devota y ordenada.
--Antes que la asamblea, ingresa el coro, se ubica en su lugar y entona el canto que acompañará el ingreso de los que asistieron a la procesión.
--Finalmente, ingresa el sacerdote, acompañado de sus ministros. Llegado ante el Altar lo reverencia y lo besa, después de lo cual se cambia la capa pluvial por  la casulla (la estola la lleva desde la procesión), dirigiéndose después a la sede presidencial, continuando la liturgia inmediatamente con la  lectura de la oración colecta.                                    El coro dejó de cantar desde el momento en que el sacerdote se ubicó en la sede presidencial.

Moniciones a la Palabra de Dios
1era. Lectura:                                     Is. 50, 4 – 7
El siervo fiel es el que sabe escuchar atento las Palabras de su Señor. Escuchar es practicar y vivir, a pesar de las dificultades, los rechazos, el dolor. Es que solo quien vive la Palabra puede valerse de ella para animar a otros: porque es testigo vivo de la Vida que hay en la Palabra.
Salmo:                                                21
Confiar en el Señor no es garantía de que todo en la vida irá bien. Y entonces son frecuentes las burlas y los reclamos de quienes se mofan de nuestra fe en Dios. Jesús citó este salmo en la cruz. Nosotros lo cantamos hoy para confirmar nuestra confianza en Él, en medio de nuestras propias pruebas y cruces.
2da. lectura:                                       Fil. 2, 6 -11
¿Con qué palabras alabarías tú a Jesucristo?, ¿qué resaltarías en él? Tomando un antiguo himno cristiano, San Pablo resalta la obediencia del Hijo de Dios, que es aplastado hasta la cruz por el peso de nuestros pecados. Pero más aún, canta la victoria de quien se mantuvo fiel a la voluntad del Padre para que tú y yo podamos hoy proclamar: “¡Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre!”

Evangelio:                               Mc. 14, 1 – 15.47

Muchos acontecimientos y personajes en el relato que ahora escucharemos: los dirigentes del pueblo, decididos a odiar a Jesús hasta la muerte; una mujer unge sus pies y sin saberlo anuncia su pasión; un apóstol traiciona, pero todos abandonan; Jesús, sudando sangre, pide fuerzas al Padre; en una pantomima de juicio, y entre crueles torturas, el Dios de la vida es condenado a muerte, y en un horroroso calvario es despiadadamente clavado en la cruz. Y  actuando sobre todo esto: la voluntad del Dios Padre.
Démonos cuenta que escuchar la pasión del Señor y meditar sobre nuestra propia vida deben ser una misma y sola cosa.










Plegaria Universal
(Paráfrasis de las propias del Ritual)
AÑO 2012: OFRENDA AMOR.
El sacerdote introduce con estas o semejantes palabras de Oración de los fieles:

   Como Jesús oro a su Padre en el momento de su máximo sufrimiento, oremos nosotros hermanos, puesta nuestra confianza en la misericordia de nuestro Dios.
La respuesta puede ser cantada
Dios nos ha revelado todo su amor en el dolor redentor de la cruz de Jesús. Pidamos al Padre por todos los hijos de la Iglesia, en especial el Papa, los obispos y sacerdotes, que nadie busque en nada la gloria y el poder sino que en todo amemos el servicio humilde, atento, comprometido con todos, en especial los más pobres y necesitados. Oremos…

-- Por las intenciones del Santo Papa Benedicto XVI para este mes de abril. Su intención general:
para que muchos jóvenes sepan acoger el llamado de Cristo a seguirlo en el sacerdocio y en la vida
religiosa. Su intención misionera: para que Cristo resucitado sea signo de segura esperanza para los hombres y mujeres del continente africano. Por las intenciones del Papa para el mes de abril. Oremos…

— En el grito desgarrador de Cristo crucificado al Padre (“¿Por qué me has abandonado?”) se expresa el dolor y la angustia de tantos que se sienten solos, desanimados, confundidos, desesperados. Pidamos que a nadie falte el consuelo de Dios. Y que nosotros, puesta la mirada en la cruz, nos comprometamos a compartirnos y compartir con aquellos que nos rodean y nos necesitan, especialmente hoy que somos llamados a este gesto solidario de la “Ofrenda de Amor” Oremos…

— El juicio de Jesús fue el resultado de la manipulación de la justicia por los poderosos. Pidamos muy intensamente por todos aquellos que de una u otra forma participan del poder social, el gobierno y la justicia en nuestro país, para que superando toda tentación y debilidad humana, fomenten siempre la verdad y la justicia, la solidaridad y el bien común. Oremos…

— En la hora de su agonía, sus discípulos y  apóstoles se vieron confundidos y desorientados. Pidamos por nuestra comunidad parroquial, que no nos confunda ni desanime el camino de la cruz que en Cristo nos llama a dar cada día la vida por la justicia, la paz, el desarrollo y sobre todo la evangelización de nuestras comunidades. Oremos…

Concluye el sacerdote con estas o similares palabras.

Padre, Tu que nos has revelado la inmensidad de tu amor en la senda del calvario y el sacrificio de la cruz, haz que contemplando la victoria del crucificado reafirmemos nuestra voluntad por la búsqueda de tu justicia y el incremento de nuestra santidad. Por Jesucristo, Nuestro Señor…..

La eucaristía sigue como de costumbre con el santo ofertorio y demás ritos.







¹ Congregación  para el culto y la disciplina de los Sacramentos: “Carta Circular sobre la preparación y la celebración de las fiestas pascuales” # 28.
[2] De hecho, pienso que esta monición es tan general que bien sirve a todos los evangelios de la procesión, en cualquiera de sus ciclos. 

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